La transformación de las células de los vasos sanguíneos en otros tejidos está relacionada con las señales enviadas por el sistema nervioso central. La estructura y el comportamiento de los vasos sanguíneos están altamente regulados por el cuerpo para que el sistema cardiovascular pueda proporcionar sangre oxigenada fresca a los tejidos según sus "necesidades". Si está huyendo de un leopardo, necesita sangre para nutrir sus brazos y piernas mientras huyen de la amenaza, y cuando haya cenado, necesita sangre en el intestino para nutrir los procesos utilizados para la digestión. El punto: los diferentes comportamientos requieren diferentes patrones de flujo sanguíneo. El patrón de flujo sanguíneo del cuerpo está regulado por el cerebro que interpreta las necesidades del cuerpo y luego envía señales a los vasos sanguíneos para controlar la función y la genética de las células que recubren los vasos sanguíneos.
La sangre actúa como proveedora de la nutrición del cuerpo y del sistema inmunológico. Los vasos sanguíneos tienen diferentes características de comportamiento cuando están involucrados con la función nutricional (crecimiento) o cuando están involucrados en una respuesta inflamatoria (protección).
El estado funcional y estructural de los vasos sanguíneos se basa en las necesidades del cuerpo. La mente es la directora principal de las necesidades del cuerpo, por lo que los pensamientos y creencias que actúan a través del sistema nervioso dan como resultado directamente la liberación de neuroquímicos que influyen en la genética y el comportamiento de los vasos sanguíneos. En consecuencia, nuestra mente puede mejorar nuestra salud regulando adecuadamente la actividad vascular y puede sabotear nuestra salud con la misma facilidad si la mente envía señales reguladoras inapropiadas a los sistemas del cuerpo.