Si queremos sobrevivir y prosperar como especie, debemos cambiar conscientemente nuestra misión de la supervivencia individual a la prosperidad de la especie. Si bien actualmente no existe un programa de 12 pasos para una especie que se "recupera" de 5,000 años de civilización, estamos ofreciendo un plan de 3 pasos porque, francamente, no tenemos tiempo para los doce pasos. Los pasos son Conciencia, Intención y Práctica.
Dado que estamos en la cúspide de la evolución consciente, el primer paso de suma importancia es tomar conciencia de lo que la ciencia nos dice ahora sobre la naturaleza de la naturaleza humana. Como señalamos en nuestro libro, las cuatro creencias fundamentales del materialismo científico han sido, inconvenientemente, refutadas por la ciencia. Cuando reconocemos que gran parte de lo que imaginamos que somos se basa en creencias programadas, "invisibles", podemos comenzar a reconocer que esta programación es lo único que tenemos en común. Toda la noción de "culpa" en ese momento parece absurda. Como dice el mandamiento bíblico: "Perdónalos porque no saben lo que hacen".
En este perdón y liberación de la culpa, podemos aceptar la responsabilidad. Es decir, podemos optar por responder de manera diferente. En consecuencia, el siguiente paso de curación es tomar una decisión intencional para liberar creencias obsoletas y despojarse de las instituciones y la mentalidad de la "oruga", y en su lugar invertir en la nueva sociedad de mariposas que está surgiendo a nivel local y mundial. La comunidad de "células imaginales" que el sociólogo Paul Ray llama "creativos culturales" ha crecido en poco más de diez años de 50 a 70 millones de estadounidenses adultos. Podemos optar por combinar nuestra propia misión con la de este nuevo organismo, para tejer una red de construcción masiva, para que la mariposa pueda elevarse mientras cae la oruga.
Eso nos lleva al paso final. Ahora que sabemos lo que la ciencia nos dice sobre la verdadera naturaleza de la naturaleza humana, ¿qué hacemos al respecto? ¿Cómo se vuelven diferentes nuestras vidas cuando llegamos a reconocernos como células en un nuevo organismo llamado Humanidad? ¿Cómo nos liberamos de nuestra programación personal y colectiva de limitación? ¿Qué prácticas adoptamos a diario que nos recuerdan quiénes somos realmente? La evolución, como el cielo, no es un destino, sino una práctica.
Una curación milagrosa espera a este planeta una vez que aceptemos nuestra nueva responsabilidad de cuidar colectivamente el Jardín en lugar de pelear por el césped. Cuando una masa crítica de personas realmente posea esta creencia en sus corazones y mentes y realmente comience a vivir de esta verdad, nuestro mundo emergerá de la oscuridad en lo que equivaldrá a un evolución espontánea.