Hemos revelado que los interruptores moleculares activan engranajes de proteínas que, a su vez, se mueven y generan comportamiento. Ahora, la gran pregunta sobre el secreto de la vida es: “¿Quién o qué enciende el interruptor? Para encender el interruptor, introducimos… la señal.
Una señal del entorno de la celda pone en movimiento los engranajes, el motor, el interruptor y el medidor.
La señal: Las señales representan fuerzas ambientales que encienden el motor dentro de una célula y hacen que los engranajes de proteínas se muevan. Las señales representan información tanto física como energética que componen el mundo en el que vivimos. El aire que respiramos, la comida que comemos, las personas que tocamos, incluso las noticias que escuchamos, todos representan señales ambientales que activan el movimiento de las proteínas y generan comportamiento. En consecuencia, cuando usamos el término entorno en nuestra discusión, nos referimos a todo, desde el borde de nuestra propia piel hasta el borde del Universo. Este es el medio ambiente en un sentido verdaderamente amplio.
Cada proteína responde a una señal ambiental específica con la intimidad y precisión de una llave que encaja en su cerradura correspondiente. El acoplamiento de una molécula de proteína con una señal ambiental complementaria hace que la molécula de proteína cambie de forma, que, por su naturaleza, se expresa como movimiento. La célula aprovecha estos movimientos moleculares para impulsar sus vías de proteínas que proporcionan vida, como la respiración, la digestión, las contracciones musculares y otras. El movimiento de las proteínas anima a la célula y le da vida.
Conclusión n. ° 2 de la biología de vanguardia
Las señales ambientales hacen que las proteínas cambien de forma; los movimientos resultantes crean las funciones de la vida.