Al contrario de lo que nos han estado diciendo la ciencia y la religión convencionales, la evolución no es aleatoria ni predeterminada, sino más bien una danza inteligente entre organismo y medio ambiente. Cuando las condiciones están maduras, ya sea a través de una crisis o una oportunidad, sucede algo impredecible que lleva a la biosfera a un nuevo equilibrio a un nivel más alto de coherencia.
Si bien a menudo percibimos los ejemplos de remisión espontánea como curaciones milagrosas que suceden por la gracia de Dios, al mirar un poco más profundo vemos algo más en acción. Muy a menudo, estos afortunados individuos participan activamente en su propia curación haciendo consciente o inconscientemente un cambio clave y significativo en sus creencias y comportamientos.
Así que aquí están las malas y las buenas noticias. La historia de la vida humana en la Tierra aún no se ha determinado. La evolución espontánea dependerá de si los seres humanos estamos dispuestos a hacer cambios en nuestras creencias y comportamientos individuales y colectivos, y si somos capaces de hacer estos cambios a tiempo.