La semana pasada abordamos el hecho de que nuestro planeta se enfrenta a lo que los científicos llaman la Sexta Gran Extinción Masiva (haga clic aquí). Los cinco anteriores aparentemente fueron causados por objetos del espacio exterior, como cometas o asteroides, que golpearon la Tierra. Esta vez, la causa proviene del "espacio interior", nuestras propias creencias invisibles que nos han hecho girar fuera de la red de la vida. Comenzando con la religión monoteísta diciéndonos que los humanos somos superiores y separados de otras criaturas del planeta, exacerbados por el materialismo científico que insiste en que la tecnología humana tiene el poder de "conquistar" la naturaleza, nos hemos centrado tanto en nuestra aptitud como individuos, hemos fallado reconocer que nuestra idoneidad como especie está pendiente de examen.
Sin embargo, la herramienta más transformadora en nuestro conjunto de herramientas humanas, y la que hemos ignorado en gran medida durante los últimos dos milenios, es el amor. Este amor del que estamos hablando no es un sentimiento esponjoso, sino el pegamento que mantiene unido nuestro mundo. Según el Dr. Leonard Laskow, un cirujano que descubrió su propia capacidad innata para curar con amor y escribió un libro con el mismo nombre, "El amor es un patrón universal de energía resonante". En este sentido, dos o más diapasones que vibran juntos están enamorados el uno del otro, al igual que dos o más humanos pueden resonar en un campo palpable de conexión, alegría e incluso éxtasis. El amor, dijo, "es el armónico universal".