Todos hemos estado allí, una situación y dos personas interpretándolas de manera completamente diferente.
No hay dos personas que vean el mundo de la misma manera. Te doy un ejemplo sencillo. Soy un niño y en la casa de al lado vive un niño de la misma edad. Ahora salgo con mi madre y hay una serpiente en el patio. Y le aterrorizan las serpientes. Tiene miedo y grita. Y yo, cuando era niño, sé que mi madre grita significa que lo que sea que acaba de ver no es bueno. Entonces, ¿qué aprendí de mi madre? Que una serpiente es peligrosa.
Y luego la serpiente va de mi patio al patio de mi vecino. Pero la madre de mi vecino es zoóloga o bióloga y ve a la serpiente y dice "oh que maravillosa serpiente de jardín" y toma la serpiente y la maneja y su hijo que tiene mi edad ve a la madre agarrar la serpiente y ahí no hay miedo. Entonces ese niño, cuando ve una serpiente, tiene una respuesta diferente que cuando veo una serpiente. Entonces, cuando los dos vemos una serpiente, me emociono y me asusto, mientras que cuando él ve una serpiente, se muestra interesado y entusiasmado. Ambos vemos la misma serpiente pero tenemos comportamientos totalmente diferentes.
¿Cómo? La forma en que aprendemos sobre la vida es dándole un valor a todo, ya sea bueno, malo, seguro, aterrador. Entonces, si alguna vez volvemos a ver esa cosa, ya tenemos un valor y este valor se basa en nuestras primeras experiencias.